La Dirección General de Tráfico se prepara ya para una de las mayores revoluciones que ha conocido en cuanto a sistemas de vigilancia.
La Dirección General de Tráfico se prepara ya para una de las mayores revoluciones que ha conocido en cuanto a sistemas de vigilancia. Si la última generación de radares o los helicópteros Pegasus te parecían sistemas a los que temer, la confirmación por parte de la DGT de la experimentación con aviones y drones es un paso lo suficientemente importante como para ser analizado en detalle.
Los drones (vehículo aéreo no tripulado) formarán parte de un programa de pruebas para convertirse en uno de los destacamentos más importantes de la DGT a la hora de vigilar el tráfico desde el aire sin ser detectado. El desafío al que se presenta la DGT es establecer un centro de control desde donde se gobernarán estos dispositivos, además de diseñar drones con sistemas lo suficientemente capaces y fiables para poder tomar fotografías desde el aire con calidad suficiente para realizar una completa identificación y llevar a cabo mediciones de velocidad en tiempo real. A grandes rasgos hablaríamos de un sistema muy similar al empleado por Pegasus, pero miniaturizado y con la posibilidad de ser operado de forma remota sin la necesidad de un agente dedicado única y exclusivamente a su funcionamiento.
La pregunta del millón es si estos nuevos drones serán capaces de hacer las veces de radar y cámaras de vigilancia y multar por sí solos. La DGT ha señalado que las pruebas con esta nueva tecnología están aún en una fase muy temprana, sin embargo el objetivo parece estar muy claro ante un futuro donde este tipo de vehículos aéreos sean capaces de desplegarse por las carreteras españolas. Su capacidad para captar con suficiente nitidez vehículos a alta velocidad es todavía reducida, especialmente para utilizar esos datos e imágenes para sacionar, sin embargo es sólo cuestión de tiempo que el hardware de estos dispositivos evolucione lo suficiente.
Por otro lado, y no menos importante, el uso de drones se enfrenta también a otro desafío como es su uso según las zonas de despliegue. Recordemos que la legislación para el uso de drones implica limitaciones en cuanto a los espacios de uso y requisitos mínimos de seguridad, lo que inevitablemente penaliza a estos dispositivos para realizar tareas de seguimiento y vigilancia.